lunes, 25 de septiembre de 2017

El miedo no es una opción

Escrito inicialmente en mi CaraLibro...

Algunos sabéis (pocos, muy pocos) que desde hace años tengo un blog, lo dejé hace un tiempo y aún no sé si retomarlo en el punto que lo dejé desde el anonimato (con pasamontañas como solía decir ECDLC) o enfocarlo en otra dirección. Por eso lo publico aquí.


Esto que aquí publico hoy es producto de una noche de inspiración de madrugada, mirando el mar y en silencio.
El formato no es el más bonito ni colorista ni muy pensado, pero cuando te llega el momento de volver a escribir, lo haces con lo que tienes a mano (un móvil).
Esto quizás sea el primer post de una nueva etapa escribiendo o el último. Quizás, aún no lo he decidido. 
Muy fan de "quizás"

El miedo no es una opción.

Empiezas a subir por la escalera, no sin poco esfuerzo y cierto miedo, has ensayado el salto infinidad de veces.

Llegas a la plataforma de salto a 10m, te sitúas en equilibrio de espalda a la piscina, eres tú y no quieres más distracciones.


Mentalmente repasas; el impulso, la elevación, la ejecución y cómo no, la entrada al agua. Estás lista, estas preparada, llevas tiempo preparándote y trabajando para ello, y ese es el momento. Respiras y ..... doble mortal con tirabuzón carpado.



De repente algo va mal, te das cuenta que la piscina sí tiene agua, claro que tiene, pero no es suficiente, está a 2/3 de su capacidad, y en centésimas de segundo intentas reaccionar, sabes que el golpe podría ser mortal y sólo por instinto, cada uno de tus músculos se contrae, cada nervio, cada fibra de tu cuerpo se prepara para el impacto pero sigues adelante, ya es tarde para arrepentirse, ya no hay vuelta atrás, estás en el aire, ves el agua ahí, casi puedes tocarla pero tienes la certeza que a pesar de sí haber agua, no es suficiente.


No te encoges, decides haces la entrada en el agua como habías pensado, como sabes, como habías ensayado para ese momento y sin más, asumes la falta de agua y entras vertical, estirada, con la cabeza por delante.


Haces tu mejor ejercicio, el que de haberse dado todas las circunstancias, hubiera sido de medalla o cuanto menos de ovación de los jueces, pero ese no era el objetivo, sólo lo hacías por y para sentirte orgullosa de tus esfuerzos, de superar miedos y compartir tus logros personales con tus incondicionales. 



Emociones, incluso terrores, se arremolinan entre ellos. Hay quien se cubrió la mirada según empezabas a subir la escalera, otros que gritaban desde la grada "no saltes" y quienes te alentaban desde que pusiste el pié en el primer peldaño y sin duda no faltará quien esperará a que emerjas de esa piscina sin apenas agua. 



Sólo necesitarás una toalla calida y sí, también, unos cuantos puntos de sutura. 



Nada impedirá que sigas subiendo una y otra vez por esa escalera, que vuelvas a ponerte de espalda a la piscina y que continúes saltando. No has cometido un error, ni tan siquiera es responsabilidad de la organización la falta de agua, simplemente, la piscina tarde o temprano, acabará por llenarse.

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